viernes, 11 de abril de 2008

De vuelta a Granada, nuestra vecinita de autobús se pasó el viaje soñando, y nosotros gozando con el subir y bajar de gente al bus vendiendo comida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y hablando de dulces...¡qué tierno! y qué pellizco tiene la peque.
Un besazo.