Como apenas nadie tiene refri donde conservar los alimentos, y el calor hace que se corrompan con facilidad, todo se vende en bolsititas de a poquito en poquito, como esas salsitas de mostaza, salsa inglesa y achote, que ahí veis, y cómo os imagináis, las mayor parte de esas mini bolsas plásticas pronto se transforman en basura que aparece regada por todos lados.

El aluminio y el plástico son los reyes de las cocinas nicaragüenses. Acá no han oído hablar del Alzheimer ni de la toxicidad del PVC. Que el 60% de la población tenga menos de 30 años debe tener algo que ver...