lunes, 25 de febrero de 2008

Anyel y Raúl, los motoristas con quien vivimos la aventura del viaje, atravesando una parte del lago que ese día estaba bastante brava para conocer el archipiélago de Solentiname.


Esmeralda, artesana de la isla San Fernando. No les falta trabajo, acababan de enviar 5000 pajaritos de madera de balsa a Holanda.


Silvio, uno de los escultores más veteranos de Solentiname, con quien mantuvimos una charla muy entrañable. Estamos invitados a volver y a recibir una clase de talla de madera.


Y dos jovencísimas artesanas de la isla de Mancarrón, que esculpían y pintaban la más linda artesanía de Solentiname.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se nota que lo que hacen les gusta porque dan la sensación de tratar los pajaritos de madera con mucho cariño.
Un besazo.